viernes, 1 de febrero de 2013

Nada mejor que el Sentido del Humor

Full Monty (1997) es una película que se desarrolla durante la ola de despidos en el sector metalúrgico que tuvo lugar en Sheffield, Inglaterra. Seis hombres poco atractivos enfrentarán con humor (y un ya mítico striptease) la adversidad



 ¿Es tan importante el sentido del humor?

Seguramente, y con la situación socioeconómica que hay en muchos países, algunos pensarán que no están las cosas para frivolidades. Pero precisamente en las situaciones difíciles, el humor será uno de nuestros principales aliados. Los psicólogos sabemos que el humor nos ayuda a superar las dificultades y encontrar posibles soluciones, porque activa nuestra área creativa y nos da la seguridad que necesitamos para perseverar y vencer las resistencias.

¿Inteligencia o irresponsabilidad?

El humor es uno de los pilares fundamentales de la inteligencia emocional. Es impagable y el beneficio que ocasiona en quien lo tiene es directamente proporcional a su intensidad y su continuidad. A más humor, más satisfacción.
Cuando una persona está inmersa en una crisis de ansiedad, sufre un proceso depresivo o tiene problemas de estrés, de relación de pareja, con los hijos… si tiene un buen sentido del humor, el pronóstico es mucho más favorable que si se trata de una persona triste y sin alegría.

¿Es bueno para nuestra salud?

El humor es el antídoto por excelencia contra la enfermedad; constituye la mejor prevención ante las dificultades; potencia nuestras defensas físicas y psíquicas; desarrolla nuestro equilibrio y seguridad; favorece nuestras relaciones sociales y nuestra autoestima; agudiza nuestro ingenio; nos defiende de los pesimistas, de los derrotistas, de los agresivos o imperativos, de los ‘tristes de solemnidad’…; en definitiva, el humor es uno de los principales aliados de nuestra vida y, demás, la risa nos hace más resistentes al dolor, nos permite soportarlo con mayor eficacia y sufrir menos ante él.
El fundamento científico de esta afirmación es muy claro y contundente, y se basa en el hecho de que cuando nos reímos, nuestro cerebro produce una serie de sustancias estrechamente relacionadas con el bienestar, que funcionan como protectores ante los efectos negativos del estrés.
En paralelo, la risa potencia nuestros procesos intelectuales, estimula nuestra creatividad y mejora nuestra capacidad para afrontar problemas. Por ello, cuando mejoramos nuestro humor actuamos de forma más inteligente. Por último, aún hay algo más sorprendente, la risa comparte algunos mecanismos neurales con el orgasmo; por ello, cuando nos reímos podemos llegar a experimentar una intensa y agradable sensación de placer que nos hace sentirnos maravillosamente.

¿El sentido del humor se enseña?

La verdad es que a veces sí y a veces no; dependerá de las personas que hayan estado a nuestro lado, del carácter que tuviesen, de cómo se tomasen la vida…; aunque también dependerá del temperamento con el que hayamos nacido, de nuestra agilidad mental, de nuestra rapidez… En definitiva, su potenciación o su extinción en muchos casos habrá sido una cuestión de suerte.
Sin embargo, no parece razonable dejar ‘a la suerte’ un tema tan vital en la vida, algo que puede marcar nuestra existencia.
Fomentar el sentido del humor debería ser uno de los ejes de la enseñanza de todos los niños, adolescentes, jóvenes y adultos de cualquier país.
¡No seamos tacaños a la hora de desarrollar nuestro sentido del humor! Nuestra salud, nuestra alegría, nuestros amigos, las personas que nos quieren y las que tienen la suerte de encontrarse con nosotros nos los agradecerán.
Características del mal humor La primera característica antirrisa es la rigidez; especialmente, la combinación de rigidez mental, perfeccionismo y seguimiento excesivo de las normas.
La segunda es la timidez. El temor a hacer el ridículo es el síntoma más característico de este patrón de comportamiento.
No nacemos con más o menos sentido del humor, pero de nosotros depende
aprenderlo y desarrollarlo.
Muchas personas quizás se extrañen de que insistamos tanto en la importancia de desarrollar y fomentar el sentido del humor, pero es que el beneficio que reporta al individuo es directamente proporcional a su intensidad y a su continuidad.



Por María Jesús Álava, psicóloga

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